(Foto tomada de un lararium Morieli en Shabat)
Mira a tu alrededor, el mundo es un lugar oscuro. La gente está deambulando por él, errantes en busca de algún significado. Prueban una que otra filosofía, tal o cual religión. ¿Dónde están las respuestas? ¿Dónde esta la luz?
La luz fue creada en el primer día, y la Torá dice, "Y fue bueno".
Es una mitzvá para la mujer encender las velas de Shabat. Es el privilegio de una mujer traer lo "bueno" al mundo a través de la luz. ¿Cómo pueden esas dos pequeñas y titilantes velas en mi mesa, iluminar al gran y oscuro mundo?
Las velas nos escoltan hacia el sagrado día de Shabat. De esta forma, esas dos pequeñas luces de vela nos dirigen a una luz muchísimo más grande, la luz del Shabat.
Shabat es una Gran Luz
La luz al final del túnel es brillante – rompe con la oscuridad. Shabat también rompe la oscuridad, no es solamente un día en el cual paramos de trabajar. Shabat es el Día de las Velas, el Día de la Luz, el día en que vemos claramente nuestro propósito en este mundo. Shabat es el día en el cual vemos que tenemos un alma.
El alma misma es llamada una vela – la vela de Dios. Es la luz del mundo, que infunde espiritualidad al cuerpo y a todo lo material. Sin espiritualidad, el mundo estaría en un estado de oscuridad. Es el alma la que conecta a los seres humanos con Dios. De forma similar, Shabat es el alma de la semana, y sin Shabat, el mundo es un cuerpo sin alma. Cuando las mujeres encendemos las velas, le damos la bienvenida al mundo a esa luz adicional.
Shabat también nos entrega un alma adicional. Durante el resto de la semana, un alma tiene suficiente potencia para recibir la santidad que esta disponible. Pero necesitamos dos almas para ocuparnos de la santidad adicional que entra al mundo en Shabat.
Es muy fácil ignorar esta alma y espiritualidad adicionales que están disponibles cada Shabat, y pasarnos el día comiendo y durmiendo. Necesitamos preguntarnos, "¿Es este el uso más eficiente que puedo darle a un alma adicional?".
Escuché una vez que es más fácil superar conflictos internos en Shabat que durante otro día de la semana. Esto es porque durante la semana, las probabilidades están en nuestra contra – es un cuerpo versus un alma. Pero en Shabat, es dos contra uno – dos almas versus un cuerpo. En Shabat tenemos una posibilidad real de tener mayor control.
Enciende el Alma
Solemos encender velas en las cenas románticas. ¿Qué hace que una habitación sutilmente iluminada sea romántica? Son las velas – ellas atraen a las personas a nivel del alma. Esto va mas allá de compartir una cena juntos – eso es mundano, físico. Más bien, se trata de dos humanos conectándose en un nivel profundo y espiritual. Eso es emocionante, romántico y se produce gracias a las velas.
Esto también es Shabat. Las velas nos acercan unos a otros, y nos acercan también a Dios. Nuestra alma es atraída hacia El y viceversa, Shabat es una canción de amor, es romance, es una cita entre nosotros y Dios. (Recuerda, en Shabat no te concentres en la comida – ¡concéntrate en la cita!).
Nosotras las mujeres somos las que encendemos este romance con Dios. De esto se trata el encendido de las velas.
Reflexionemos sobre nuestra mitzvá y pongámosla en su dimensión espiritual adecuada. ¿Sientes la luz en Shabat? ¿Sientes como tu alma se enciende?
Nuestra tradición nos proporciona una pauta para experimentar la dimensión espiritual del encendido de las velas. Compra unos candelabros bellos; asegúrate que ellos y la bandeja en que descansan estén brillantes para enfatizar la importancia de esta mitzvá. Encender con aceite de oliva es muy recomendado porque produce una luz muy intensa. Procura estar vestida con lindas ropas al momento de encender las velas y, por supuesto, de estar a tiempo (18 minutos antes de la puesta de sol del viernes por la tarde). Prepárate, piensa y concéntrate en esta gran experiencia.
Conexión del Alma
Nuestra tradición nos enseña otra cosa extraordinaria. Para ayudar a los niños a alcanzar su potencial, una mujer debe sentir una enorme felicidad cuando enciende sus velas de Shabat. ¿Qué no harían los padres para tener buenos hijos? Pagan cuotas altísimas para que asistan a las mejores escuelas; los inscriben en actividades extracurriculares, pasatiempos, vacaciones para estimular sus mentes y reforzar sus cuerpos; los alimentan bien, con comidas sanas; les compran ropas finas. Sin embargo, las fuentes judías nos dicen que una de las cosas más importantes que podemos hacer por nuestros hijos, es ser cuidadosos y estar felices al momento de encender las velas de Shabat. Esa es nuestra inversión para merecer hijos judíos buenos, sabios y espiritualmente satisfechos.
Las velas de Shabat también crean un ambiente de paz en el hogar. ¿Cómo? La gente disfruta más de la comida de Shabat con luz adicional. Y hay algo aún más profundo, las velas conectan a las personas en un nivel espiritual. Las almas no pelean, los cuerpos pelean; la luz de las velas evoca una conexión del alma entre las personas, creando una paz verdadera en el hogar.
Shabat nos recuerda que hubo una creación y un Creador. Así como Shabat llega luego de seis días de trabajo, nuestra conexión fundamental con Dios viene en el mundo venidero – ¡luego de años y años de trabajo!
Los seres humanos se preguntan, "¿Para qué estamos viviendo?" La luz de Shabat responde "Para una eternidad de luz, calidez, y cercanía a nuestro Creador".
Shabat es la meta de la semana, no es simplemente una parada de descanso para prepararnos para la semana siguiente. En realidad, trabajamos durante toda la semana para este día de placer. Existe incluso una tradición de contar los días anticipando la llegada de Shabat. "Ya estamos llegando...Casi estamos ahí... ¡Llegamos!" Es como una novia contando los días que faltan para su boda – no porque la boda marca el fin de sus preparativos, sino porque es la meta.
Shabat es nuestra meta, nuestro destino. En Shabat todas las dificultades de la semana que pasó se transforman en una nueva realidad. En Shabat todos los dolores se transforman en bellos y nuevos desafíos.
Que encendamos las velas con alegría, cuidadosamente y felices, hasta que el mundo esté completamente iluminado por las velas del Shabat.
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